- por necesidad de compañía
- motivos de salud (deterioro de salud, disminución de autonomía personal)
- por no poder valerse por sí mismo/a
- por no molestar a la familia.
Casas de reposo para el adulto mayor
Una casa de reposo para adulto mayor o residencia de personas mayores o asilo de ancianos es una institución (en ocasiones administrada como centro gerontológico, en ocasiones como casa particular con o sin servicios médicos adicionales) en el que viven temporal o permanentemente personas mayores en la mayoría de los casos con determinado grado de dependencia. En las casas de reposo o residencias se ofrecen servicios de desarrollo personal y atención sociosanitaria. En los casos en los que incluye servicios gerontológicos, se trata de un equipo de profesionales adecuados con formación gerontológica específica, con formación en diferentes especialidades.
En algunos países se les denomina ancianato.
Los motivos más comunes por los que los mayores van a vivir a una casa de reposo o residencia:
A la hora de ingresar en la casa de reposo o residencia, tiene más importancia evitar la soledad para las personas de mayor edad (85 años y más). La salud, sin embargo, es más importante entre las mujeres, sobre todo las menores de 85 años, mientras que los motivos familiares cobran importancia a mayor edad del residente. Entre las personas que están en la residencia sólo temporalmente, los motivos familiares, especialmente los de salud, cobran mayor importancia.
Beneficios del ajo negro
Los ajos negros han sido tratados bajo un cuidadoso proceso de cocción donde se les expone a estas condiciones: Una alta humedad controlada a lo largo de un mes. Unas altas temperaturas también muy controladas para conseguir que se oxiden muy poco a poco. Es un proceso muy similar al de las uvas pasas, es decir, el ajo se oxida pero, a la vez, queda tierno por dentro, lo que permite que se vaya la “acidez” para convertirse así en ajos dulces, y con un sabor muy similar a los tamarindos.
El ajo negro duplica su contenido en antioxidantes debido a su lento proceso de cocción, que dura entre 30 y 45 días, el ajo negro llega a duplicar su contenido natural en antioxidantes, elevándose incluso su nivel de vitamina C.
Los ajos negros sintetizan más vitaminas, más minerales y más antioxidantes. Reduce la tensión arterial. La medicina oriental ha usado desde siempre el ajo negro para reducir la hipertensión. Basta con consumir un ajo después de cada comida (es decir, entre 3 y 5 al día) para ver resultados. Además, mejora la elasticidad de las arterias, reduce el nivel de glucosa en sangre y regula el nivel de colesterol malo en el organismo. Reduce el dolor de cabeza. Una de las virtudes más poderosas del ajo negro es mejorar la circulación sanguínea. De este modo se alza como un tratamiento natural muy adecuado para reducir la incidencia de las migrañas y el dolor de cabeza. Menos resfriados y menos gripes .Como ya sabes, el ajo es un antibiótico natural. En el caso del ajo negro, debido a su proceso de cocción y a su alto contenido en vitamina C y antioxidantes, nos sirve como un protector de nuestro sistema inmunológico. Lo refuerza y nos permite luchar mejor contra virus y bacterias y cualquier tipo de infección. Un condimento original en nuestra cocina .Te sorprenderá saber que en Corea o en Japón suelen incluir ajo negro para elaborar un tipo muy común de chocolate. Dado que su sabor es dulce y balsámico, ofrece grandes ideas para la cocina oriental, que poco a poco está llegando a Occidente, con bastante fuerza. No obstante, es común verlo en restaurantes asiáticos.
Muchas personas elaboran sus propios ajos negros en casa envolviendo una cabeza de ajo con papel de aluminio, y llevándolos después al horno en un recipiente hermético a una temperatura muy baja. Seguidamente, dejan que se fermente a lo largo de 40 días en ese mismo recipiente hermético.
Puedes combinarlo en ricas tostadas integrales untadas con queso o aceite de oliva. Puesto que el ajo negro es muy energético, es muy adecuado consumirlos en el desayuno. Combina con cualquier plato. Puedes cocinarlo con verduras y, especialmente, con pollo. Si deseas reducir tu colesterol o regular la hipertensión, consume un ajo negro después de tus comidas.
Cómo realizar un gel antibacterial casero.
Los ingredientes que vamos a utilizar son completamente naturales y no te serán difíciles de encontrar. Puedes encontrarlos tanto en tiendas naturales, como en farmacias o perfumerías especializadas donde vendan aceites esenciales.
El elemento básico que no debe faltarnos es ante todo el aceite del árbol del té. La importancia del aceite del árbol del té es que es su poder anti-bacteriano, anti-microbiano y anti-viral. También este aceite hará que el gel pueda durar más tiempo
Ingredientes para la elaboración del gel:
Un dosificador.
Entre 7 y 10 cucharadas soperas de extracto de Aloe Vera
Aceite esencial de lavanda, unas entre 10 a 15 gotas.
De 15 a 20 gotas de aceite del árbol del té.
5 a 8 gotas de aceite esencial de eucalipto, o aceites esencial que tu dispongas para darle aroma.
Realización del gel antibacterial
Se debe extraer la parte interna de las hojas del aloe vera, e incluirlo en un recipiente, luego de allí extraemos las cucharadas que necesitamos para la receta.
Esto se añade en un recipiente donde posteriormente añadimos los aceites esenciales, de a uno.
Deberemos mezclar todas las sustancias y variar la cantidad de aceites esenciales para conseguir una consistencia más o menos líquida.